Estimado Pelayo:
"Entonces se asomó por la ventana, y sorprendió al
ángel en las primeras tentativas de vuelo. Eran tan
torpes, que abrió con las uñas un surco de arado en
las hortalizas y estuvo a punto de desbaratar el cobertizo
con aquellos aletazos indignos que resbalaban en la luz
y no encontraban asidero en el aire. Pero logró ganar
altura. Elisenda exhaló un suspiro de descanso, por ella
y por él, cuando lo vio pasar por encima de las últimas
casas, sustentándose de cualquier modo con un azaroso
aleteo de buitre senil. Siguió viéndolo hasta cuando ya
acabó de cortar la cebolla, y siguió viéndolo hasta
cuando ya no era posible que lo pudiera ver, porque
entonces ya no era un estorbo en su vida, sino un punto
imaginario en el horizonte del mar."
(Gabriel García Márquez-
Un Señor Muy Viejo Con Unas
Alas Enormes)
Suyo,
R